Ariel Goldstein nos convoca con ojo analítico y descriptivo la realidad que vive la judería cubana del siglo XXI. Nos acerca – siguiendo la ruta de la historia - viajes con identidad judía en las que conecta el pasado con el presente en un puente que da continuidad a la historia del pueblo judío.
En esta entrevista compartimos – a modo de preámbulo – una pincelada de lo que será una apasionante exposición - que dará el próximo jueves 6 de Marzo en Maimónides - sobre la génesis de la comunidad judía en Cuba y el presente de una comunidad que renace de las cenizas.
La composición y las características de la comunidad judía cubana fueron cambiando con los distintos procesos migratorios y el devenir de los acontecimientos políticos producidos a partir de la revolución de 1959.
Los orígenes de la presencia judía en Cuba se remontan al siglo XIX con la inmigración sefaradí y posterior llegada de los Ashkenazim, quiénes en un comienzo se establecieron en La Habana para más tarde extenderse hacia el sur, centro y este de la Isla en las provincias de Santiago, Guantánamo, Camaguey y Santa Clara.
Ariel, ¿es posible saber cuántos judíos habían en Cuba antes de la revolución?
Hasta 1959 hay cifras que señalan que la comunidad judía tenía unos 15.000 miembros, pero con el estallido de la revolución y en el transcurso de dos años el 90% de la comunidad judía se ve en la necesidad de emigrar en busca de nuevos horizontes. A partir de allí la realidad social y religiosa - que anteriormente era abierta y libre - pasa a ser limitada y naturalmente el proceso de asimilación religiosa y cultural empieza paulatinamente a producirse.
¿Qué pasó con la comunidad judía que quedó en Cuba, a partir de la revolución?
Los judíos que quedaron eran gente mayor, con bajos recursos o sin familia en el exterior a dónde recurrir. Los judíos cubanos no vivieron el antisemitismo de la forma en que lamentablemente padecimos y vivimos, pero todo tipo de expresión religiosa no estaba bien vista.
De acuerdo a los datos que conocés, ¿desde cuándo se produce un resurgimiento de la vida judía en Cuba, y de qué forma?
A partir de 1992 con el colapso de la Unión Soviética se da cierta apertura. La visita de Juan Pablo II más tarde y del rey Juan Carlos de España, acentuaron más aún este proceso. La ayuda del Congreso Judío de Canadá y de la American Joint Distribution Committee ( Joint ) fueron de capital importancia para que esto sucediera.
Si bien la asimilación fue grande, hoy en día hay gente quiere acercarse al judaísmo, ya sea porque hubo un abuelo que lo fue o a través del casamiento con judíos. Ser judío es conveniente porque la comunidad recibe apoyo desde el exterior.
¿Hay rabinos en algunas de las provincias?
No en forma estable. Hay rabinos que pertenecen al movimiento conservador latinoamericano que viajan varias veces al año para hacer conversiones, bar mitzvot y casamientos. En la isla no hay acceso a comida Kosher y las conversiones – tanto de hombres como de mujeres - se hacen a mar abierto porque no hay Mikve. La sinagoga de la Habana ofrece servicios religiosos todos los viernes y para los sedarim de pesaj cuentan con productos Kosher que el Congreso Judío Mundial envía todos los años.
Y respecto a la educación judía, ¿con qué recursos se cuenta y de qué forma está presente entre los miembros de la comunidad?
EL Joint envía - cada dos años - una pareja de shlijim desde la Argentina. En la Habana funciona una escuela judía dominical para niños. También se hacen cargo de enviar libros y materiales de estudio ya que el acceso a Internet está prohibido para la población en general.
Si te preguntase acerca de cómo ves el futuro de la comunidad judía en Cuba qué es lo que nos dirías.
En la Habana y en la provincia de Guantánamo la comunidad tiene fuerza porque hay muchos jóvenes pero en las otras provincias las comunidades van envejeciendo y es más difícil pensar en un futuro. Lo que sí veo es que en todos lados hay una gran tenacidad por mantener viva la llama del judaísmo.
Hay una historia increíble que te sucedió en uno de tus últimos viajes a Cuba sobre el re -descubrimiento de la tumba de uno de los fundadores de la comunidad judía de Guantánamo. ¿Qué podés contar acerca de este relato de vida?
Tengo mucho para contar y las palabras me quedarían cortas para todo lo que viví con esa experiencia. Lo que sí te puedo decir es que fue como traer a la vida el recuerdo de un hombre que paso más de 80 años en el olvido. El resto se los contaré con el film que voy a presentar en la conferencia porque como se dice una imagen vale más que mil palabras.
Ariel Goldstein junto a Roberto Mizrahi - Presidente de la Comunidad Judía de Guntánamo.
Años más tarde, Roberto y su familia se radican en Israel.
Nota publicada para el Semanario Hebreo del Uruguay
Fecha de publicación: 2016
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