Idan, mejor conocido como el "Príncipe de la Jalá", es un ser cuya mera presencia transmite de manera profunda la esencia de su experiencia de vida.
Idan nació en Israel y hace unos años, en su camino de búsqueda y sanación encontró en el acto de preparar la jalá, un ritual meditativo que invita, a quiénes lo practican, a conectarse con el sabor de la tradición judía, cargada de espiritualidad y esperanza.

La palabra hebrea jalá está asociada con los panes trenzados del Shabat y, por extensión, con los panes que acompañan las festividades judías.
Sin embargo, su significado original es bíblico y hace referencia al trozo de masa que se separa y se dedica a Dios en cada preparación del pan.
Quizás por ello y a través del simbolismo y la intención con la que cada uno amasa su propio "pan", se abre una puerta misteriosa de revelación que estimula a mantener vivas las raíces y creencias, incluso en tiempos de tantas interrogantes espirituales.
Idan, me gustaría pedirte que te presentes y nos cuentes quién es el ser humano que reside detrás del príncipe de la Jalá.
Mi nombre es Idan Chabasov y soy el fundador de la marca "Príncipe de la Jalá". Siempre he creído en el poder de la creatividad, la innovación y la conexión.
Hornear jalá se convirtió en mi forma única de combinar mis pasiones por el arte y la atención plena. Como persona que practica la meditación y ama crear, la jalá es la herramienta perfecta para ello.
La combinación de materiales y espíritu es algo que me encanta explorar todos los días, y la jalá me lo brinda.
¿A qué te dedicabas antes de abrazar este proyecto, que por lo que nos contarás más adelante cambió tu modo de percibir y vivir la vida?
Antes de sumergirme en el mundo de la jalá, siempre estuve involucrado en proyectos creativos. He trabajado en diversas formas de medios, como la danza, el videoarte y la animación.
Pero mi viaje con la jalá comenzó cuando me di cuenta de que hornear es mucho más que solo hacer comida. Es un ritual, una forma de creación y una práctica espiritual.
No siempre supe esto, pero una vez que comencé, cambió por completo mi vida. Transformó mi perspectiva sobre la creatividad y descubrí mi propósito a través de la masa.
¿Cómo y en qué contexto surge la idea de crear el “Príncipe de la Jalá”?
Honestamente, al principio no había un "contexto" real ni una gran idea detrás de todo esto. Todo comenzó de manera muy natural. Estaba haciendo jalá para mí y para mis amigos, sin ninguna intención de convertirlo en algo más grande. No pensaba en crear una marca o una comunidad.
Pero luego, a medida que compartía mis jalot, comencé a notar algo: las personas no solo disfrutaban del pan; sentían algo más profundo cuando lo trenzaban.
Cada vez que abría el horno y veía la jalá terminada, sentía que había algo mucho más grande detrás de todo el proceso. Veía cuánto les gustaba a las personas hacerlo, cómo la jalá tenía ese poder único de unir a las personas. Y eso me encantaba.
En ese momento vivía en Berlín lejos de una vida judía, y me di cuenta de que la jalá en realidad me estaba acercando a casa. Se convirtió en una forma de reconectarme, no solo con mi herencia, sino con un sentido de pertenencia. Es un puente, una tradición y una manera de llevar calidez y unión donde sea que te encuentres en el mundo.
Hasta ahora, he tenido el privilegio de liderar más de 170 eventos a nivel mundial, y esto es solo el comienzo. Estoy comprometido a continuar este viaje, difundiendo luz, amor y creatividad a cada rincón del mundo.
En el taller que tuve el placer de participar en Costa Rica en el marco de CAM, hiciste hincapié en que el secreto de una rica jalá no está en la receta sino en la energía que cada uno vuelca al momento de amasar y trenzar el pan. ¿De qué forma sentís que esto es así?
Tal cual. La receta es importante, por supuesto, pero son la energía, la intención y la conciencia plena las que realmente dan forma al pan. Cuando estás presente en el momento, cuando te concentras en la masa, esta absorbe tu energía. Es como si todo lo que pones en el amasado; el cuidado, la paciencia, la presencia se convirtiera en parte de la jalá. No se trata solo de los ingredientes, sino del alma que le infundes.
Por eso, cada jalá es diferente, porque la persona que la hace es diferente. De lo contrario, ¿cómo se explica que dos peronas puedan seguir la misma receta y obtener resultados distintos?


En tu familia; ¿existía la tradición de hacer jalá?
Para nada. Mi mamá nunca horneaba jalá, simplemente la compraba en la panadería cada viernes para el Kidush (bendición), y eso era todo. Cuando era niño, me encantaba comer jalá, sobre todo con humus. Eso era básicamente mi cena y podía vivir solo de jalá con humus. Pero nunca vi a mi mamá hacerla.
En Israel, la jalá está por todas partes; simplemente está ahí, es parte de la vida. Supongo que por eso no le daba importancia. No fue hasta mucho después que me di cuenta de lo significativo y poderoso que podía ser hornear jalá, especialmente fuera de Israel.
Hace poco tiempo terminaste tus estudios como terapeuta de "Rebirthing" (renacimiento) y en varias entrevistas mencionas tu visión acerca del despertar de la conciencia a través de la meditación. Me gustaría preguntarte;¿ en qué consiste esta formación y de qué forma sentís que este es el camino para ello?
En la terapia de renacimiento se trata de liberar los bloqueos en el cuerpo y la mente a través del trabajo de la respiración.
Es un proceso de reconexión contigo mismo a un nivel más profundo. Cuando combinas la respiración con la meditación, abres un canal para el crecimiento personal y la autoconciencia.
Creo que este camino de despertar consiste en estar presente contigo mismo, comprender tus emociones y abrazar cada momento plenamente. Es un viaje continuo, y definitivamente me ha ayudado a crecer de maneras que nunca imaginé.
Si tuvieras que escribir una frase que te identifique y que encierre una mensaje para otros; ¿cuál elegirías?
Hay una cita de Albert Einstein que realmente resuena conmigo: "La creatividad es ver lo que otros ven y pensar lo que nadie más ha pensado." Me encanta porque captura perfectamente lo que la jalá se convirtió para mí. Tomé algo tan tradicional, algo que todos conocen, y lo miré de manera diferente.
Esto es algo que me gustaría compartir y animar a otros a explorar: tratar de ver el mundo desde diferentes ángulos, observar las cosas cotidianas de una nueva manera, de formas que nos hagan sentir emocionados, inspirados y conectados. Cuando cambias tu perspectiva, te abres a la creatividad y a nuevas posibilidades.
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